lunes, 25 de junio de 2012

Ahí vive Klara.


A través de amplios ventanales la luz entra de lleno y lo inunda todo.  Durante los cálidos días de verano se enciende el ventilador de aspas que suspende del techo para que circule el aire y al atardecer, la luz del sol en el ocaso tiñe las paredes de naranja y violeta.
Durante el invierno, el suave gris del cielo se escurre por detrás de las cortinas como un afilado cuchillo. 

Las paredes del salón blancas, impolutas, sostienen cuadros multicolores.  Algunos están pintados de color lavanda, suave, son flores sobre mesas, en tiestos, frutas, sandías y más flores pintadas, amarillas y blancas.  En un lateral cuelgan dos máscaras de madera traídas de Indonesia que recuerdan a viejos ídolos paganos. Asustan, dan escalofríos pero ahí están, en todo su esplendor, enmarcadas por el blanco de la pared y por encima del televisor.

Los sofás son de color naranja y están colocados en forma de L, invitan a descansar, sentarse, casi mejor tumbarse sobre ellos y emprender una buena siesta ante la perspectiva de ver aburridísimas series de televisión por las tardes.  Hay una gran cantidad de plantas: palmeras, kentias, helechos, yucas, kalanchoes, ficus, potos, repartidas por todo el salón y en las habitaciones y al haber tanta luz y tanta calidez crecen como si estuvieran dentro de un invernadero tropical.
 
Sobre el aparador de madera de wengé y sobre una rinconera rústica adquirida en la sierra de Madrid hay recuerdos de viajes a lugares exóticos: un gong negro con incrustaciones de nácar de Nepal; una pareja de madera tallada, de Senegal; una caja de piedra negra y blanca de Thailandia, un cenicero pintado de azul y verde lleno de conchas variadas, un pisapapeles en forma de sandía de México, un pajarito de madera tallada en azul y crema, con un largo pico comprado en el mercadillo de Covent Garden en Londres, un león gris de cerámica regalo de un amigo, de Túnez.

Pero sobre todo y con mucho, hay gatos.

Gatos de todos los tipos y clases.  Gatos asustados, gatos erizados, gatos durmiendo, gatos rojos, gatos malva, gatos naranja, gatos siameses, gatos atigrados, gatos panza arriba, gatos de porcelana, gatos de metal, gatos de madera, gatos grandes, gatos diminutos, gatos de tela, gatos, gatos y más gatos.

Los gatos llenan la casa de Klara, hay gatos hasta en la bañera, en la lámpara de la habitación, en el jabón del lavamanos, en el anillo y los pendientes, en el fulard rojo, en el bolso negro.

De todos estos gatos solo uno es de carne y hueso, la pequeña Dixie, que merodea como una leona en la sabana africana.

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