miércoles, 11 de julio de 2012

CALAMARES


Vaya animal más raro, un calamar!!! Tiene un cuerpo alargado, con unas pequeña aletitas al final y una especie de cartílago central que es como un plástico transparente. La piel que lleva adherida al cuerpo es morada y negra con manchitas.  La cabeza es grande con unos ojos muy negros y unos tentáculos que aparecen por encima de la cabeza, como si fuera una cabellera gelatinosa y mojada, con ventosas redondas que se adhieren a las rocas. Una bolsita de tinta negra con el borde plata es su arma defensiva más importante, por no decir única ya que al disparar esta tinta, crea una confusión en el agua que hace que su atacante pierda de vista al bicho y éste pueda escapar raudo y veloz hacia otros horizontes. Los calamares son seres muy raros y primos hermanos de las sepias.

Lo que tiene de horroroso y feo al natural y en crudo, lo tiene de exquisito en la mesa.
Hecho con cebollita y añadiéndole la tinta, es un completo manjar. Además es una de las primeras cosas que aprendí a cocinar con mi madre, que los hacía deliciosos. No es necesario echar agua ya que tiene suficiente su propio cuerpecillo ni tampoco harina para espesar pues tiene su propia gelatina que hace que el guiso quede redondo.
Hay que lavarlos muy bien, quitarles la piel, los ojos y el cartílago central y mantener la bolsita de tinta intacta. Luego cortarlos en trocitos pequeños, escurrir el agua que puedan haber soltado y echarlos a una cazuela en donde ya estará la cebolla picadita y doradita, la cebolla de preferencia blanca y mucha. Dejar que se vayan haciendo a fuego lento, muy despacito por una media hora.  Al final echar las bolsitas de tinta. Acompañar de arroz blanco. Importante también acompañar con vino blanco de las Rías Baixas.
Mi plato preferido.

También hay una manera de comer el calamar que es muy madrileña. Se limpia muy bien pero sin partir el cuerpo, se corta en rodajas y se pasan por harina y huevo batido y se fríen en aceite muy caliente. Esto se llama calamares “a la romana”, la verdad no sé de dónde viene el nombre pero me propongo averigüarlo. Por supuesto, se ponen dentro de un trozo de pan de barra y se acompaña de una caña de cerveza.  Lo más de lo más.

En la Plaza Mayor de Madrid, se venden en todos los bares. Excelente, sano, y barato.

Kiara.


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