Vaya animal más raro, un calamar!!! Tiene un cuerpo alargado, con unas
pequeña aletitas al final y una especie de cartílago central que es como un
plástico transparente. La piel que lleva adherida al cuerpo es morada y negra
con manchitas. La cabeza es grande con
unos ojos muy negros y unos tentáculos que aparecen por encima de la cabeza,
como si fuera una cabellera gelatinosa y mojada, con ventosas redondas que se
adhieren a las rocas. Una bolsita de tinta negra con el borde plata es su arma defensiva
más importante, por no decir única ya que al disparar esta tinta, crea una
confusión en el agua que hace que su atacante pierda de vista al bicho y éste
pueda escapar raudo y veloz hacia otros horizontes. Los calamares son seres muy
raros y primos hermanos de las sepias.
Lo que tiene de horroroso y feo al natural y en crudo, lo tiene de
exquisito en la mesa.
Hecho con cebollita y añadiéndole la tinta, es un completo manjar. Además
es una de las primeras cosas que aprendí a cocinar con mi madre, que los hacía
deliciosos. No es necesario echar agua ya que tiene suficiente su propio
cuerpecillo ni tampoco harina para espesar pues tiene su propia gelatina que
hace que el guiso quede redondo.
Hay que lavarlos muy bien, quitarles la piel, los ojos y el cartílago
central y mantener la bolsita de tinta intacta. Luego cortarlos en trocitos
pequeños, escurrir el agua que puedan haber soltado y echarlos a una cazuela en
donde ya estará la cebolla picadita y doradita, la cebolla de preferencia
blanca y mucha. Dejar que se vayan haciendo a fuego lento, muy despacito por
una media hora. Al final echar las
bolsitas de tinta. Acompañar de arroz blanco. Importante también acompañar con
vino blanco de las Rías Baixas.
Mi plato preferido.
También hay una manera de comer el calamar que es muy madrileña. Se limpia
muy bien pero sin partir el cuerpo, se corta en rodajas y se pasan por harina y
huevo batido y se fríen en aceite muy caliente. Esto se llama calamares “a la
romana”, la verdad no sé de dónde viene el nombre pero me propongo averigüarlo.
Por supuesto, se ponen dentro de un trozo de pan de barra y se acompaña de una
caña de cerveza. Lo más de lo más.
En la Plaza Mayor de Madrid, se venden en todos los bares. Excelente, sano,
y barato.
Kiara.
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